Repetición de ejercicios
Nuestro cerebro genera recuerdos
de todas y cada una de nuestras experiencias, continuamente, queramos o no.
Todo aquello a lo que prestamos atención deja una marca en nuestra memoria.
Pero esta marca suele ser débil, y al poco tiempo, olvidamos. Por ello, nos
podemos preguntar... ¿Qué hace que unos recuerdos perduren más tiempo en
nuestra memoria que otros, e incluso que los conservemos para siempre? Y para
ser más prácticos, ¿qué podemos hacer para que aquello que aprendemos en una
clase, un libro, etc. perdure más tiempo en nuestra memoria? Sé que muchos de
ustedes estarán pensando en las emociones. Pero voy a dejar el tema de las
emociones y el aprendizaje para futuros artículos, pues últimamente se dicen
muchas cosas al respecto, supuestamente basadas en la evidencia científica, que
son, digamos, "inexactas".
En esta ocasión, pensemos más
bien en acciones que podemos hacer voluntariamente cuando estudiamos para que el
estudio resulte en aprendizajes más sólidos y duraderos. La mayoría seguramente
coincida en que una acción que hace más fuerte el recuerdo de lo que aprendemos
sea la repetición.
¿Pero es esto así? ¿La repetición
genera aprendizajes más duraderos? La respuesta rápida a esta pregunta es:
depende.
En primer lugar, hablar de la
repetición en sí misma no tiene mucho sentido. La cuestión es ¿repetir el qué?
En efecto, repetir las acciones que hacen más fuertes nuestro aprendizaje sí
tiene efectos adicionales sobre la memoria. Pero entonces, ¿qué acciones son
estas? Como siempre, todo depende de lo que deseemos aprender. Si se trata de
aprendizajes procedimentales (habilidades motoras o cognitivas), evidentemente,
se trata de practicarlos una vez nos han enseñado cómo hacerlos (y mejor
recibiendo feedback). Esto es obvio.
Pero si se trata de adquirir
conocimientos factuales (datos, hechos) y conceptuales (ideas, conceptos), la
acción a repetir que los consolida en la memoria no es su reestudio, sino su evocación:
recuperarlos de la memoria una vez los aprendimos, para explicarlos o usarlos. Por
ejemplo, leer y releer un texto es mucho menos eficaz que leerlo una vez y
tratar de evocar lo leído después (Karpicke 2008). Esta vez deseo hablarles de
otra acción, vinculada a la evocación, que fortalece el recuerdo de lo
aprendido.
Según lo que sabemos sobre cómo
se produce el aprendizaje, para aprender debemos conectar la nueva información
con los conocimientos que ya tenemos, por relaciones de significado. ¿Pero esto
cómo se hace? La manera práctica de hacerlo es: pensando sobre aquello que
aprendemos.
Así es, lo aprendido perdura más
en nuestra memoria cuando nos emplazamos a pensar sobre ello en términos de
significado (Craik 1972). Al fin y al cabo, pensar es interpretar la nueva
información a la luz de nuestros conocimientos previos. En este sentido,
pensamos sobre lo que aprendemos cuando sugerimos ejemplos de nuestra propia
cosecha, cuando imaginamos las consecuencias que lo aprendido tiene sobre otros
hechos o ideas, o cuando lo comparamos con otros conceptos u objetos,
analizando sus diferencias y similitudes. También pensamos sobre lo que aprendemos
cuando imaginamos aplicaciones o cuando tratamos de resolver problemas
basándonos en esos nuevos conocimientos. Desde luego, también pensamos cuando
buscamos patrones y cuando, en fin, tratamos de dar significado a lo aprendido.
Un ejemplo de que pensar sobre lo
que se aprende es mucho más efectivo que la mera exposición repetida lo
proporciona este ejercicio: dibuje un billete de 10€ (o el billete más habitual
de su país). ¿Cuántas veces hemos visto esos billetes? ¿Seríamos capaces de dibujarlos
con detalle? Para recordar en detalle cómo es el billete no basta con exponerse
a él repetidamente. Es mucho más eficaz analizarlo, buscar patrones, pensar
sobre qué significan las imágenes que aparecen en él, hacerse preguntas sobre
el porqué de su diseño, etc. Esta acción de pensar sobre lo que estamos
aprendiendo en términos de significado es lo que en el ámbito académico se
conoce como "elaborar" (Cornford, 2002).
Recapitulemos: evocar y elaborar
son acciones más efectivas para aprender que la exposición o el estudio
repetidos. Por supuesto, evocar y elaborar repetidamente son aún más efectivos.
No obstante, tampoco resulta útil repetir la evocación o la elaboración demasiado.
Me explico: Los estudios indican que repetir estas acciones durante una misma
sesión de estudio después de haber conseguido realizarlas con éxito, no
fortalece más la memoria. Por ejemplo, en un estudio de Rohrer y Taylor (2006),
216 alumnos aprendieron sobre un concepto matemático. A continuación, la mitad
de ellos hizo 3 ejercicios y la otra mitad realizó esos 3 y 6 más. En ambos
grupos, el 90% de los estudiantes demostró dominio de lo aprendido tras el
tercer ejercicio. Por tanto, los que hicieron 6 ejercicios más en la misma
sesión "sobreestudiaron". Una semana después, todos los alumnos
hicieron un test basado en ejercicios del mismo tipo. Resultado: no hubo
diferencias significativas entre el grupo que solo practicó con 3 ejercicios y
el que practicó con 9. Cuatro semanas después volvieron a hacer otro test y
sucedió lo mismo.
En definitiva, realizar 6
ejercicios adicionales sobre el mismo concepto durante la misma sesión de
estudio e ininterrumpidamente no sirvió de nada. La repetición masificada
resulta poco eficaz, especialmente cuando ya se ha mostrado que se ha
aprendido. En cambio, la repetición es efectiva cuando se realiza de manera
espaciada en el tiempo. Si dejamos que lo aprendido se nos olvide un poco y
entonces lo practicamos de nuevo, el aprendizaje se hará más duradero.
En parte por un motivo parecido,
la práctica que se realiza durante una misma sesión también es más efectiva
cuando se realiza entrelazada, esto es, alternando distintos objetos de
aprendizaje en vez de insistir en cada uno de ellos hasta dominarlo, antes de
pasar al siguiente.
En definitiva, no podemos negar que
la repetición es importante para consolidar aprendizajes, pero no vale
cualquier repetición ni es necesario repetir nada masivamente, pues resulta
mejor dosificarlo, espaciarlo y entrelazarlo (ver hilos anteriores para más
referencias). Además, no podemos olvidar que,
aunque la repetición es efectiva para consolidar el aprendizaje, puede resultar
terrible para la motivación (Willingham, 2014).
Héctor
R. Martin
Mejor una buena selección de ejercicios que páginas completas repitiendo una y otra vez sobre lo mismo.
¿Solo 3 actividades de estas 2 páginas? Sí. No hace falta más.
El resto del tiempo a trabajar ese concepto en contexto.
Al tiempo, a repasar.
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